Ele Room 62

Las crea­do­ras de Ele Room 62, In­ma­cu­la­da Re­cio y Sil­via Tri­gue­ros, son dos apa­sio­na­das del in­terio­ris­mo que no du­dan en uti­li­zar en sus pro­yec­tos las so­lu­cio­nes eléc­tri­cas de Ha­ger Group.
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“Hay que adaptar el espacio a las necesidades del cliente en cada momento, creando hogares”

 

¿ Siem­pre os apa­sio­nó el in­terio­ris­mo y la de­co­ra­ción?


Las dos nos lan­za­mos un poco tar­de a es­tu­diar Ar­qui­tec­tu­ra de In­te­rio­res y a tra­ba­jar con es­tu­dio pro­pio, pero la reali­dad es que am­bas, por vin­cu­la­ción fa­mi­liar, he­mos es­ta­do li­ga­das des­de que na­ci­mos al mun­do del di­se­ño y lacrea­ti­vi­dad.


En un momento determinado, decidisteis unir vuestro talento… ¿Cómo nace vuestro estudio?


Nos co­no­ci­mos por ca­sua­li­dad en Casa De­cor en el año 2015, en­ca­ja­mos bien y de­ci­di­mos bus­car un es­pa­cio para com­par­tir cada una su pro­pio es­tu­dio. A los po­cos me­ses pro­ba­mos a pre­pa­rar un pro­yec­to jun­tas y a par­tir deallí todo fue flu­yen­do.


¿Qué habéis ganado, con esta unión? ¿Habéis sacrificado algo?


Pro­fe­sio­nal­men­te he­mos cre­ci­do mu­cho, nos com­ple­men­ta­mos a la per­fec­ción y nos en­can­ta tra­ba­jar en equi­po. Es ma­ra­vi­llo­so po­der com­par­tir y con­tras­tar ideas en­tre no­so­tras y con el res­to de nues­tro equi­po. Sa­cri­fi­cio portra­ba­jar en equi­po, nin­guno, qui­zá po­dría­mos de­cir que el sa­cri­fi­cio es fa­mi­liar ya que el tra­ba­jo nos ab­sor­be mu­cho y es­ta­mos me­nos en casa.


Tenéis un equipo propio de profesionales… ¿Cómo encaja el bagaje de cada uno en un mismo proyecto?


Te­ne­mos per­fi­les dis­tin­tos, in­ge­nie­ra, apa­re­ja­do­ras, ar­qui­tec­ta, ar­qui­tec­tos de in­te­rio­res, ad­mi­nis­tra­ti­vos. To­dos su­man, con sus vi­ven­cias y su es­ti­lo, en fun­ción de los cua­les se les asig­nan los pro­yec­tos que van a su­per­vi­sar.


¿Cómo definiríais vuestro estilo, siendo vuestra mirada plural?


Con­tem­po­rá­neo, ele­gan­te, fres­co y atem­po­ral.


¿Cuántos proyectos podéis abordar a la vez?


So­bre una vein­te­na, te­nien­do en cuen­ta que los pro­yec­tos se en­cuen­tran en fa­ses dis­tin­tas.


Lleváis a cabo tanto proyectos residenciales como hoteles u otros negocios. ¿La metodología de trabajo y el enfoque son distintos en cada caso?


Ha­ce­mos mu­cho re­si­den­cial y apar­ta­men­to de lujo para al­qui­lar, y siem­pre te­ne­mos al­gún lo­cal de ne­go­cio u ofi­ci­na en­tre nues­tros pro­yec­tos. La for­ma de lle­var a cabo el pro­yec­to es muy dis­tin­ta cuan­do se tra­ta de un pro­yec­toper­so­nal o un ne­go­cio.


Trabajar mano a mano con Hager os ha permitido…


Es­tar tran­qui­las a la hora de pres­cri­bir do­mó­ti­ca en un pro­yec­to, ya que nos en­con­tra­mos res­pal­da­das en to­dos los as­pec­tos, pro­duc­to, co­mer­cial, téc­ni­co y post­ven­ta.


¿Qué esperabais y cuál ha sido el resultado de vuestra colaboración con Hager?


El re­sul­ta­do es el es­pe­ra­do, va­mos de la mano en mu­chos de nues­tros pro­yec­tos y esto en­ri­que­ce el re­sul­ta­do de fi­nal de cada uno de ellos.


¿Cómo se consigue crear una atmósfera perfecta y única?


Con bue­nos ma­te­ria­les, una bue­na ilu­mi­na­ción y la po­si­bi­li­dad de adap­tar el es­pa­cio a las ne­ce­si­da­des del clien­te en cada mo­men­to, crean­do ho­ga­res.


Personalizáis hasta el último detalle para cada uno de vuestros clientes, pero, ¿qué es lo prioritario?


Cap­tar las ne­ce­si­da­des y gus­tos del clien­te para adap­tar­nos a él, te­ne­mos fa­ci­li­dad para em­pa­ti­zar con el clien­te, de esta ma­ne­ra todo es más fá­cil. Es im­por­tan­te con­tar con fa­bri­can­tes que te den op­ción a per­so­na­li­zar elpro­duc­to, el clien­te bus­ca siem­pre co­sas úni­cas y ex­clu­si­vas de bue­na ca­li­dad.


¿Cómo veis en un futuro vuestro estudio?


He­mos cre­ci­do mu­cho en el úl­ti­mo año y aho­ra nos gus­ta­ría fre­nar un poco el cre­ci­mien­to, con­so­li­dar al equi­po y no per­der el con­trol so­bre los pro­yec­tos que rea­li­za­mos.


¿Hay algún proyecto que os gustaría poder llevar a cabo?


Si, nos en­can­ta­ría ha­cer un pe­que­ño Ho­tel Bou­ti­que, ¡en cual­quier lu­gar del mun­do!